Germán Vega

Germán Vega (Las Palmas, 1966) es Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, Máster en Gestión Empresarial y Dirección de Recursos Humanos, Máster en Sociología Aplicada y Máster en Transformación Digital.

 

Amante de la música, la poesía y la narrativa, es con esta última con la que ha logrado expresar mejor su creatividad, concibiendo historias fantásticas en escenarios cotidianos en los que la realidad y la ficción se mezclan con elevadas dosis de intriga y misterio.
 
El thriller psicológico y los fenómenos paranormales tienen una fuerte presencia en sus novelas. Muchas cosas inexplicables forman parte esencial de todo aquello que envuelve la vida de la gente.

Germán Vega también es autor de Verdades Cruzadas, Brillando en tu oscuridad, Cuando apagas la luz, Lluvia negra, Yo te maldigo y Si no entiendes mis poemas.

Su relato Las voces, le valió el 1º Premio de la IX edición del Concurso de Relato Breve Dr. Pedro Zarco (2019).

Entrevista

 «Me gusta hacer viajar al lector más allá de lo posible». 

Por Germán Vega. 

Germán Vega (Las Palmas de Gran Canaria, 1966) es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología y Máster en Gestión Empresarial y Dirección de Recursos Humanos, entre otras titulaciones. 

 

Sin embargo, no es su formación lo que él considera que lo define como persona, sino la convicción de que vivimos eternamente, y que nuestro paso por esta dimensión a la que llamamos Tierra debe servirnos, fundamentalmente, para aprender y para crecer, pero, sobre todo, para dar amor. 

 

Curioso, inquieto y enfrascado siempre en la eterna búsqueda de sí mismo, Germán ha conseguido canalizar esa «permanente inquietud interior» a través de sus escritos. 

 

En los últimos años, escribir se ha convertido para él en una necesidad vital. «Es una pasión con la que no hago daño a nadie, y eso ya es bastante», admite sonriente. «Escribir tiene un enorme poder, para el que escribe y para el que lee. En cierto sentido, es una responsabilidad», añade más serio.

 

Entrevisto a Germán en su habitación. Cuando me mira, parece que me conoce de toda la vida y me siento un poco raro. Es como asomarse a un espejo al que tienes miedo de mirar, pero me recompongo y realizo mi trabajo sin dejarme intimidar. Quiero que ustedes conozcan al Germán Vega que firma todas esas novelas de misterio, suspense y terror. ¡Vamos allá! 

¿Quién es el escritor Germán Vega? La pregunta le hace gracia. Quiere reír, pero se contiene. Solo muestra su «sonrisa de hombre amable» antes de contestar:

Un loco. Un desequilibrado que trata de poner un poco de orden en las ideas que bullen en el interior de su mente.

No exageres. Yo te veo como una persona bastante normal.

Jajaja. Me alegra que sea así. Pero eso es porque no me conoces bien. Conocerse a uno mismo es lo más difícil y lo más necesario. Yo estoy en ese proceso y me ayuda muchísimo a la hora de escribir historias. Trato de ser mejor persona en todo momento. También mientras escribo.

Seguro que pocas personas entenderán eso. ¿Podrías explicarlo?

Me gusta envolver a los lectores —entiéndase, por favor, lectores y lectoras— en un mundo de misterio, de suspense. Sacarlos de su zona de confort y hacerlos viajar un poco más allá de lo posible o de lo que ellos consideran posible. Me divierte escribir. Es algo que me apasiona. ¿Encontrarás algún tipo de mensaje moralista, alguna crítica social o alguna opinión personal en mis novelas? Seguro que sí. En ellas me hablo a mí mismo en ocasiones. Pero no es mi intención predicar, ni mucho menos. Solo intento que la gente se lo pase bien. Cuando los lectores me dicen que la historia les ha encantado, que les gusta cómo escribo o cómo expreso determinadas cosas, considero que la misión está cumplida y el círculo se ha cerrado: yo me lo he pasado en grande y ellos también. 

Los lectores leen «un poco de todo».

Yo escribo «un poco de todo».

¿Cómo definirías tu estilo como escritor? ¿Qué pueden encontrar los lectores en tus novelas y en tus relatos?

No me gusta encasillar a las novelas y a los escritores en los géneros. Es algo que se hace habitualmente y, bajo mi punto de vista, es un error. El hilo conductor de mis novelas y de mis relatos son sucesos extraños que les ocurre a gente normal. Podríamos decir que hay algo de difícil explicación que envuelve toda la historia, pero eso no convierte mis escritos en literatura puramente de terror o de misterio. En ellas hay amor, superación, relaciones personales, algo de erotismo y, en ocasiones, un poco de risa… 

Entiendo que las editoriales y los libreros necesiten calificar de alguna manera el producto, pero estoy convencido de que el lector está un poco por encima de eso. En una de las ferias en las que he tenido el placer de estar últimamente, la respuesta de la mayoría de los lectores a las preguntas: «¿Qué sueles leer?, ¿qué es lo que te gusta?» siempre fue: «Leo un poco de todo». Yo aplaudo esa respuesta y escribo «un poco de todo». Eso sí, aderezado con mi estilo personal y con ese trasfondo de suspense que tiene todo thriller psicológico.

Has confesado alguna vez no haber escrito más que uno o dos relatos hasta ahora. ¿Cómo se aventura un novelista a escribir de repente una compilación de doce relatos?

Siempre me consideré más un novelista que un creador de relatos. También es verdad que el primer relato que escribí, casi por diversión, fue premiado, pero eso no me hizo cambiar de opinión sobre mis preferencias a la hora de escribir. Fue la proposición de mi editora, María Yuste, y de Ediciones Garoé, la que provocó en mí la inquietud de trabajar en algo así. Me pareció un proyecto interesante y bonito.

¿Cuánto tiempo te llevó escribir Cuando apagas la luz?

Unos tres o cuatro meses. No más. Al final resultó muy divertido. Escribir relatos es otra cosa. Requiere más intensidad. Tienes menos tiempo para atrapar al lector y obligarlo a que se quede contigo. Es un reto. Espero haberlo logrado. No, espera. Estoy seguro de haberlo hecho. ¡Os va a encantar! 

En todas las historias hay fantasmas que se hacen presentes de algún modo.

Algo a lo que enfrentarse.

Pues abramos el melón. Háblanos un poco más de Cuando apagas la luz: doce apuestas diferentes, pero con temas recurrentes como la muerte y el más allá. También en novelas como Verdades Cruzadas o Brillando en tu oscuridad abordas esos temas. ¿Algo que declarar?

¡Pillado! —admite entre risas—. En todas. También en La sonrisa del mal y en Yo te maldigo. Me encanta contar historias de fantasmas. Pero ¡cuidado! No todos los fantasmas vienen del más allá. Muchos viven en el interior de nuestra mente. Forman parte de nosotros porque los alimentamos a diario. Son lobos hambrientos que nos persiguen y de los que se nos hace muy difícil escapar. Yo hablo de esos fantasmas. Muchas veces la muerte es solo la excusa para hacerlos llegar al lector. Yo creo de veras que la muerte no existe. Así que lo que trato de transmitir con mis novelas es la necesidad de no alimentar a ese lobo y dejarlo morir de hambre. En todas las historias, no solo en las mías, hay algún fantasma que se hace presente de algún modo. Algo a lo que enfrentarse.

¿Hay alguno al que le tengas especial cariño?

¿Algún fantasma? 

No, hombre, no. Me refiero a los relatos.

Jajaja. Era broma. Te había entendido. Pues es una pregunta de difícil respuesta. Yo siempre digo que es como preguntarle a un padre cuál de sus hijos es más guapo o simpático. Sin embargo, hay algunos relatos que tienen más fuerza. Seguir andando, por ejemplo, habla de superación, de esa lucha contra nuestros propios fantasmas de la que hablábamos antes. Momentos es un despertar de la conciencia. Cuánto nos cuesta vivir el ahora. Cuánto tiempo desperdiciamos lamentándonos, compadeciéndonos de nosotros mismos y lamiéndonos las heridas en lugar de tomar las riendas de nuestro propio destino. Con algunos lo pasé realmente bien mientras escribía —Limpieza de choque es uno de ellos—. Pero, si tuviera que señalar alguno que me guste especialmente, diría que ese es Cuando apagas la luz, el relato que da nombre al libro.

¿Y qué me dices de La intervención? Parece que no encaja demasiado en la compilación, ¿no?

Puede ser. Pero volvemos a hablar de géneros y de clasificaciones. La intervención es un relato autobiográfico que narra una experiencia personal. Quise incluirlo porque te aseguro que en algún momento de esa mañana me sentí solo, nervioso y asustado. Si hubiera escrito el relato el mismo día en que ocurrieron los hechos, seguramente encajaría más. El tiempo ayuda a ver las cosas en perspectiva y por eso La intervención llega incluso a hacerte reír, pero eso no quiere decir que enfrentarse a alguien «armado» con un bisturí no tenga su punto aterrador. En cualquier caso, es una oportunidad para que el lector se tome un respiro, se relaje y vuelva a la senda del misterio.

La mayoría de las personas que leen mis novelas son mujeres.

¿Qué aceptación esperas de tus lectores habituales? 

Una aceptación total. Mis lectores habituales son muy fieles y desde aquí les agradezco su confianza y su apoyo en todo momento. Sé que van a disfrutar cada historia de este libro como si fuera una novela. Por otra parte, la gente pide, cada vez más, emociones fuertes, rápidas, casi instantáneas. La realidad que nos envuelve, esta inmediatez que nos atrapa también tiene su efecto en nuestros gustos y en la gestión de nuestro tiempo. Es bueno tener eso en cuenta y darles a los lectores la oportunidad de poder «obtener pequeños chutes de adrenalina» sin la necesidad de leer una novela entera. 

Aunque en las novelas que escribo utilice con frecuencia la técnica de cliffhanger al final de cada capítulo, con el objetivo de que el lector necesite seguir leyendo, en los relatos puedo contar una historia entera y lograr que quien la lea consiga esa satisfacción doble de haberlo pasado bien mientras lee y de acabar con un buen sabor de boca. Eso es lo que encontrarán en Cuando apagas la luz. 

¿Y de la captación de nuevos lectores? ¿Qué me dices?

Eso siempre es un objetivo. La comunidad de lectores de Germán Vega sigue creciendo poco a poco. Es un trabajo de años de constancia y de mejora continua. Siempre estoy aprendiendo de otros. Siempre estoy intentando mejorar la última versión de mí mismo. Cada lector que se suma y que me sigue es un triunfo de todo el proyecto y de todos los que han trabajado en él. Tanto de mi proyecto vital como del profesional. No olvidemos que una novela no es trabajo solo del escritor. Hay mucha gente detrás haciendo grandes cosas.

¿Sabes qué tipo de lector te sigue? ¿Has hecho algún estudio de mercado? ¿Te leen más hombres que mujeres, por ejemplo?

No me preocupa eso. Siempre digo que no pienso en el lector mientras escribo. Mis novelas pueden ser leídas por ambos géneros. Pero puedo asegurarte una cosa sin temor a equivocarme: las mujeres ganan por goleada. No sé si las chicas leen más que los chicos, no tengo datos, pero sí sé que la mayoría de las personas que leen mis libros son mujeres. 

Estoy muy contento de ser Germán Vega.

¿Qué opinas de que algunos te llamen «el Stephen King canario»? La sonrisa de Germán se queda a medio camino. Se le adivina una reflexión en el brillo de sus pequeños ojos. 

Es un reclamo. Solo eso. Mi estilo difiere bastante del maestro y estoy a años luz de su saber hacer, de su trayectoria y de lo que su nombre significa para la literatura de terror. Tengo un amigo y colega que no se cansa de decir que King está sobrevalorado, y yo siempre nombro al crítico literario norteamericano Edmund Wilson para recordar su afirmación de que no hay dos personas que lean el mismo libro. Del mismo modo, considero que no hay dos lectores que lean al mismo autor. 

En mi opinión, Stephen King es un gran escritor que me ha influido mucho. Pero que me comparen con él o que digan que soy «el Stephen King canario» no supone un halago, es solo un reclamo. Todos los que adoran la literatura del maestro de Maine querrán saber si de verdad Germán Vega merece ese calificativo. Si eso los lleva a descubrirme y a engancharse a lo que escribo, agradeceré al bueno de Stephen el favor.

Sé que tienes una anécdota relacionada con esto de lo que hablamos. Y sé que quieres contarla. ¿Lo harás?

Jajajaja. Al final sí que me conoces, bandío. Una buena amiga que ha leído todas mis novelas, y que colaboró como lectora cero en la mayoría de ellas, Zenaida Morales, me dijo algo muy bonito cuando terminó de leer Brillando en tu oscuridad: «Para mí, ya no eres el Stephen King canario. Para mí, a partir de hoy, eres Germán Vega, el escritor». Es lo más bonito que me han dicho a lo largo de mi carrera. Significa el reconocimiento como autor, reconocer mi estilo, identificarme entre miles de autores. Con todos mis respetos a King, y con toda la humildad que soy capaz de mostrar, estoy muy contento de ser el escritor Germán Vega.

¿Qué tal el proceso de edición? Has autoeditado con Letrame Editorial, has trabajado con Editorial SG y ahora con Ediciones Garoé. ¿Te decides por alguna?

Todas son opciones válidas. Letrame Editorial es una de las mejores editoriales de autoedición de España. Publiqué con ellos La sonrisa del mal y Yo te maldigo. Siempre he recibido un trato personal y cercano y siempre se cumplieron las condiciones pactadas en el contrato. Es una buena opción para quien no pueda contar con el apoyo de una editorial tradicional o para quien quiere autogestionar la producción y venta de sus trabajos. 

Con Editorial SG reedité mi primera novela, Verdades Cruzadas, y publiqué la que era la última antes de Cuando apagas la luz, Brillando en tu oscuridad. A Carlos Rodríguez, el editor, me une una relación de amistad y cariño, por su cercanía, por su buen hacer y por su bondad. Mi experiencia con esta editorial granadina también ha sido muy positiva y mantenemos el contacto y la relación editorial - escritor. 

En cuanto a Ediciones Garoé, está siendo toda una experiencia. María Yuste, la editora, además de amiga personal y excelente persona, es una gran profesional. María se entrega totalmente a cada obra, a cada autor. Se deja la piel para que las publicaciones salgan con el índice más alto de calidad posible. Se esmera en contentar a todos en todo momento y, aunque eso le suponga a veces un gran esfuerzo, ella permanece siempre en la lucha, incansable. Con Cuando apagas la luz ha hecho un trabajo excelente y yo estoy encantado. Haré todo lo posible para que esta recopilación llegue a la mayor cantidad de lectores porque es un trabajo que lo merece. Lo digo con total sinceridad. 

Para terminar: cuéntanos tu deseo más personal y háblanos de tus proyectos. ¿En qué estás trabajando?

Uno de los relatos incluidos en Cuando apagas la luz se titula Cuidado con lo que deseas. Muchos de nuestros deseos se convierten en necesidades y eso empeora las cosas porque, a lo peor, ni siquiera nos convienen. El psicólogo Rafael Santandreu nos habla de eso en Las gafas de la felicidad. 

Dicho esto, si tuviera que confesar un deseo, diría que la búsqueda de la paz interior me mantiene en el camino. En lo referente a mis proyectos, Editorial SG publicará un trabajo que estamos preparando y al que le tengo mucho cariño, pero, por el momento, no puedo desvelar nada más. Solo puedo decir que no es novela y que se aleja bastante de lo que mis lectores están acostumbrados a leer cuando adquieren un trabajo mío. Pero les encantará. Estoy absolutamente seguro. 

Por otro lado, mi relación con Ediciones Garoé ha abierto otras posibilidades. Soy «un culo inquieto», ya lo sabes. En la actualidad, escribo una novela en la que los personajes son americanos, aunque la localización es ficticia. Hay condados, sheriffs y ese tipo de cosas, pero siempre con mi estilo: sucesos paranormales, mucho misterio, mucha tensión… Más de Germán Vega. En cuanto vea la luz, se los haré saber y, como siempre, los espero al otro lado.

Me despido del escritor con cierta inquietud. Es un buen hombre, pero me preocupa cuando se sienta delante del ordenador. Entonces se convierte en otra cosa. Un Germán Vega difícilmente reconocible. En todo caso, yo le deseo la mejor de las suertes. Dicen que los buenos no la necesitan, pero, viniendo de mí, esa afirmación podría parecer presuntuosa. ¿O no?

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