Ruy Alonso

Ruy Alonso (Santa Cruz de Tenerife, 1976) es licenciado en Física Aplicada, Máster en Ciencias Policiales y titulado en Estudios de la Antigüedad. En la actualidad cursa el Grado de Geografía e Historia.

Apasionado lector de los géneros de fantasía, ciencia ficción y terror, también confiesa su interés por la novela histórica, negra y los clásicos universales. Es autor de numerosos relatos, entre los que se encuentran: La cripta negra, Una aventura en Kainengrad, El prometido de Antares, Las lágrimas de Carissia, El fuego de todos los santos y Arestión de Creta. Ha publicado las siguientes novelas: El dios bajo la arena, La ciudad llameante, La hechicera de jade, Las junglas de Venus y La maldición de los Tagirov. Alhambar en el crepúsculo es su última obra publicada hasta el momento. Una historia de ciencia ficción post apocalíptica que encandilará al lector desde las primeras páginas. 

Actualmente, reside en el sur de Tenerife en compañía de su esposa Cristina y su hija Delia. 

ENTREVISTA A RUY ALONSO, ESCRITOR

Por GERMÁN VEGA

Ruy Alonso (Santa Cruz de Tenerife, 1976) es licenciado en Física Aplicada, Máster en Ciencias Policiales, titulado en Estudios de la Antigüedad, y en la actualidad cursa el Grado de Geografía e Historia.
Apasionado lector de los géneros de fantasía, ciencia ficción y terror, Ruy también confiesa su interés por la novela histórica, la novela negra y los clásicos universales.
Es autor de numerosos relatos, entre los que se encuentran La cripta negra (2015), Una aventura en Kainengrad (2016), El prometido de Antares, Las lágrimas de Carissia, El Fuego de Todos los Santos y Arestión de Creta.
Ha publicado las siguientes novelas: El dios bajo la arena (2016), La ciudad llameante (2016), La hechicera de jade (2018), Las junglas de Venus (2022) y La maldición de los Tagirov (2021).
Ahora Ruy Alonso nos sorprende con la publicación de Alhambar en el crepúsculo, (Ediciones Garoé, 2023), una historia de ciencia ficción postapocalíptica que encandila desde las primeras páginas.

G.V: Tu formación es de lo más variada, pero es evidente tu interés por la historia. ¿En qué medida te ayuda esos conocimientos adquiridos a la hora de escribir? 
R.A: La historia nos aporta un inagotable caudal de aventuras, anécdotas, héroes y villanos. El gran Isaac Asimov contaba que, cuando estaba atascado con algún argumento de sus novelas, siempre, en todas las ocasiones, le funcionaba lo siguiente: iba a ver una película al cine; a la salida, ya tenía la solución al problema. En mi caso, mucho más humilde, por supuesto, acudir a la historia ha resuelto muchos obstáculos de esa índole, o bien me ha sugerido giros argumentales curiosos o bien perfiles de personajes. Sencillamente, amo la historia, en especial la Antigua.

G.V: ¿Qué significa leer para Ruy Alonso?
R.A: Curiosamente, de nuevo tengo que acudir al maestro Asimov para contestarte. Él dijo que leía por la misma razón por la que respiraba, porque si no lo hiciera, moriría. Humildemente sigo su ejemplo y me atrevo a aplicarme lo mismo. La lectura es una pasión, un acto necesario en mi vida desde bien niño. Debo agradecer a mis padres, en especial a mi madre, que me animaran a leer y me ofrecieran la posibilidad de contar con una nutrida biblioteca a una temprana edad. En casa siempre hubo muchos libros.

G.V: ¿Y qué supone escribir?

R.A: Creo que es una constante en la literatura Universal: los escritores —grandes y chicos— son siempre grandes lectores (esta identidad en sentido contrario, por desgracia, no se cumple en la mayoría de las ocasiones). En esta línea de razonamiento, supongo que escribir supone realizarse en cierta forma para muchos lectores. Es el ejercicio de una necesidad interior de crear y, por lo tanto, de plasmar historias que surgen en la mente de uno, estimuladas, sin duda, por las lecturas acumuladas durante años.

G.V: Cuéntanos un poco de tu producción literaria. ¿Qué podemos encontrar entre tus obras?

R.A: Espero que, ante todo, diversión. Si una historia no aporta eso, para mí tiene escaso valor. Por supuesto, existen infinidad de tipos de textos e igual cantidad de motivos e intereses por los que nos acercamos a ellos. Sin embargo, considero que, al final, todos se pueden resumir en que la lectura debe entretenernos. 
Si un libro —independientemente de que se trate de una novela, un ensayo o un artículo científico— no nos mantiene «pegados al asiento» por la razón que sea (o a la cama, adoro leer tumbado), en mi opinión no cumple su principal objetivo.
A partir de ahí, reconozco sin ambages que adoro el fantástico, en general. Por tanto, en mi producción vamos a encontrar un amplio abanico de aproximaciones a diferentes subgéneros. Partiendo de la fantasía heroica pura y dura, y pasando por la oriental y la histórica, llegamos al relato de terror gótico, la ciencia ficción clásica de espada y planeta y ahora a la post apocalíptica. Todo en un ciclo sin final, pues vuelvo a algunos subgéneros de vez en cuando, sin encasillarme.

G.V: ¿En qué género te sientes más cómodo como escritor?

R.A: Como he dicho, amo la fantasía en todas sus vertientes. Así que, estoy dispuesto a explorar casi cualquier historia que se adentre en lo sobrenatural y en el sentido de la maravilla, aunque esté revestida de un oropel de realidad.

G.V: ¿Y a la hora de elegir una lectura? Sabemos que Tolkien es innegociable, pero ¿qué es lo más que lees últimamente?

R.A: Sí, además desde los albores del tiempo, releer cualquier obra de Tolkien en época navideña es una tradición que me gusta honrar. Sin embargo, mis lecturas abarcan muchos géneros (y subgéneros) y además atravieso ciclos, pues siempre regreso a mis propios «clásicos». Ahora mismo estoy en uno en que predomina la novela y el ensayo histórico. En concreto, estoy leyendo a Gillian Bradshaw ―autora estadounidense que recomiendo de forma encarecida―, y al historiador británico Steven Runciman.

G.V: Tu producción literaria desde 2015 es prolífica: multitud de relatos y novelas. ¿Cómo lo haces para escribir tanto en tan poco tiempo?

R.A: En realidad no son tantos, me hubiera gustado poder brindarle más tiempo a la escritura, pero eso me hubiera llevado a niveles de dedicación que creo solo se puede permitir un profesional. No obstante, al ser una afición que disfruto sobremanera, cualquier rato libre ―ya sea en casa, en la playa o en el campo―, sirve para desarrollar una idea y convertirla en una historia que contar. Así, poco a poco, párrafo a párrafo, van surgiendo esos pedacitos de mí que quiero compartir con los demás.

G.V: Cuéntanos algo del proceso de creación. ¿Tienes alguna manía o ritual a la hora de escribir?

R.A: Bueno, algo hay, aunque no creo que sea preocupante, ¿no? —Ruy se ríe con su comentario—. A ver… Si estoy en casa y me siento delante del teclado, en ocasiones me gusta poner de fondo alguna banda sonora épica a volumen bajo. Así, de manera subconsciente, quizás se impregnen mis historias y me inspire. Por otra parte, si estoy fuera, escribo con el procesador de textos de mi dispositivo móvil. Muchas páginas de mis novelas se han escrito al aire libre, disfrutando de las maravillas de la naturaleza: una fuente de inspiración siempre constante.
Confieso que tengo el teléfono lleno de anotaciones que, muchas veces, terminan convirtiéndose en textos elaborados y otras que espero lo sean pronto. Puede ser a raíz de leer algo en un libro, de ver un documental en televisión o una película en el cine, o simplemente leyendo las cartelas durante la visita a un museo o a un monumento. En cualquier sitio puede estar la inspiración y ese «aparatito tan perjudicial», que se ha vuelto inseparable de cada uno de nosotros, de un tiempo a esta parte, resulta muy útil para que esos destellos de inspiración no se pierdan en las flaquezas de la memoria.

G.V: ¿Y qué no escribirías jamás?

R.A: Creo que no escribiría jamás novela erótica, pero siendo honesto, tampoco nada que pueda clasificarse como realismo puro y duro. Pienso que bastante dosis de realidad tenemos a diario a nuestro alrededor como para tener que estarnos mortificando con las miserias que nos regala el ser humano de continuo.
Aquí va una confesión: como amante del género fantástico, siempre me han molestado bastante esos títulos de libros que aluden a temas mitológicos, fantásticos o históricos ―tan frecuentes, por desgracia, y que tantos éxitos han deparado a sus autoras y autores―, ¡pero que después no tienen nada que ver con el argumento de la novela! Solo son un reclamo para atraer a la persona que lee, al sempiterno laberinto de infortunios que azotan al ser humano a diario.

G.V: Tenemos una curiosidad: ¿cómo surge la idea de crear ese mundo de magia y misterio llamado Vanadia?

R.A: Supongo que, desde bien niño, cuando empecé a sumergirme en ese universo tolkieniano ―tan rico en detalles y matices, con una profundidad que, en ocasiones, da vértigo―, soñé por vez primera en crear mi propio mundo de fantasía. Con los años, han sido muchas las influencias literarias y cinematográficas y todas han ido dejando huella y conformando ese mundo que ahora es Vanadia. Pese a ello, debo confesar que hace ya algún tiempo que no me acerco a él ―en forma de texto publicado, porque lo visito en sueños muchas noches (¡aunque a veces no lo recuerde!)―, pero siempre
estará ahí y espero poder seguir descubriendo sus secretos para los lectores y lectoras en años venideros.

G.V: ¿Escribirías alguna novela ambientada en el mundo real?

R.A: Sí, por supuesto, ya lo he dicho y ¡ya lo he hecho! Muchas de mis historias transcurren en ese mundo real, sobre todo en su pasado. Lo que ocurre es que están vistas desde cierto punto de vista, o más bien, me he acercado a ellas habiendo levantado ese etéreo velo que las cubre y nos oculta ―en la mayor parte de las ocasiones―, esa capa de fantasía que subyace en todo lo que nos rodea.

G.V: ¿Cómo ha sido tu experiencia en el mundo editorial hasta ahora?

R.A: En general muy satisfactoria. Sobre todo porque tengo la sensación de que cada publicación es mejor que la anterior en todos los sentidos y eso es un gran orgullo y un gran factor motivador. Es evidente que, como a todo el que se sienta a escribir, me encantaría poder «dar con la tecla» que me catapultara a la fama editorial y que mis escritos fueran leídos por un gran número de personas. En cualquier caso, seguiremos en la brecha, ante todo por amor al género y a los libros.

G.V: ¿Y de dónde partió la idea de intentarlo con Ediciones Garoé?

R.A: Pues responde a un hallazgo casual. Buceando por la Red tuve noticia de esta editorial vernácula ―lo que para un chovinista de pro como yo, resulta un valor añadido considerable―, y me dije: ¿por qué no? El resto, es historia. —El autor vuelve a reír y hay complicidad en su risa y en su mirada—.

G.V: ¿Estás contento con el resultado final de Alhambar en el crepúsculo?

R.A: Sin duda. Es sencillamente espectacular. La edición es preciosa y es fruto de la inmensa profesionalidad y el buen hacer de Ediciones Garoé.

G.V: ¿Qué es el éxito para Ruy Alonso? ¿Qué tiene que ocurrir para que pienses que esta novela ha tenido éxito?

R.A: Pienso que el éxito es entretener. Si las lectoras y lectores pasan buenos ratos y disfrutan con la lectura de mis obras: yo el hombre más feliz del mundo. También es indudable que ser un superventas da una buena medida (¡quizás más objetiva, pero infinitamente más prosaica!) de los logros que pueden alcanzarse. Hmmm… Quizás llegue a recibir alguna llamada de algún director de cine, no sé… ¿Creen que Alhambar en el crepúsculo podría adaptarse a la gran pantalla? (Más risas). Soñar es gratis, si no lo hacemos estamos locos.

G.V: ¿En qué estás trabajando ahora mismo?

R.A: Siempre hay alguna historia por escribirse. Ahora mismo estoy concluyendo dos relatos para sendas revistas del género. Además, una secuela de La maldición de los Tagirov y otra de Alhambar en el crepúsculo están en camino. Serán mis próximas propuestas editoriales.

G.V: Se acerca el final de 2023. Formula un deseo para 2024.

R.A: Pensando en mi entorno más inmediato, me encantaría que TODOS (mi familia, en general, en la acepción romana de la palabra) gozaran de buena salud; eso es lo principal. En otro orden de cosas, y ya como un deseo universal, dada la actual situación del planeta, ¡espero estar equivocado con lo que se vaticina en Alhambar en el crepúsculo!

Ruy Alonso se despide de nosotros con una franca sonrisa. Sus ojos brillan de alegría y felicidad y eso es buena señal. Algo maquina esa mente inquieta. Estaremos expectantes a todo lo que salga de ella. De momento, Alhambar en el crepúsculo parecer una excelente tarjeta de presentación. Te animamos a adentrarte en el mundo fantástico que propone el escritor tinerfeño. Una historia que logrará atraparte de principio a fin. 

Títulos del autor

Alhambar en el crepúsculo

Colección Fuego de Tibataje


Alhambar en el crepúsculo

Colección Fuego de Tibataje