Rubén Mettini
Rubén Mettini nació en 1948 en Buenos Aires, Argentina, y es licenciado en Economía (1974) y en Filología Románica (1987). Durante su adolescencia y su juventud pasó largas temporadas en la ciudad de Mar del Plata, y desde entonces en el horizonte de su mirada siempre ha estado el mar.
Durante décadas vivió en Barcelona, y allí publicó su primera novela, titulada De vidas encastradas (1998). Después de varias publicaciones en catalán publicó en castellano. Su vida profesional siempre ha estado ligada a la literatura. Ha impartido talleres de escritura y de lectura, y cursos de lengua y de literatura. También ha realizado informes de lectura para diferentes editoriales, y traducido a distintos idiomas, novelas, ensayos, películas y documentales. En 1992 ganó el Premio de Teatro Ciudad de Alcoy, con el texto Birds in the night, y en 2012 se alzó con el XI Premio Odisea de Literatura, con su novela Tres noches. Hoy reside en Gran Canaria, y, con el Atlántico de su adolescencia en la ventana, su pluma transforma lienzos en palabras y nos presenta su última obra: Innecesarios e imprescindibles. Relatos basados en óleos de Edward Hopper (2021), editado por Ediciones Garoé.
Entrevista
Entrevista a Rubén Mettini, autor de Innecesarios e imprescindibles. Relatos basados en óleos de Edward Hopper.
Por Eduardo Reguera.
Es la primera vez que me encuentro con Rubén Mettini, y nada más verlo me embarga la impresión de que lo conozco de toda la vida. Me recibe en su casa. Una especie de atalaya con aire de biblioteca donde suena música clásica. Una brisa fresca entra por la ventana, y sobre la mesa me espera una porción de pastel de naranja y una taza de té. Ante mí, un hombre de voz pausada y serena que me observa con ojos curiosos detrás de unas gafas de pasta. Creo que le intrigan las preguntas que traigo en mi cuaderno.
Innecesarios e imprescindibles, tu nuevo libro, se compone de diez relatos basados en óleos de Edward Hopper, ¿qué encontraste en su obra que te empujó a escribir?
Esencialmente, lo que encontré mirando a Hopper fueron mujeres solitarias. Este libro recoge sus voces y los relatos giran en torno a ellas.
En estos relatos te adentras en la mente y en el corazón de esas mujeres anónimas y solitarias que aparecen en los lienzos de Hopper, ¿te ha costado mucho meterte en la piel de cada una de ellas?
Ya lo había hecho anteriormente en mi novela Helena herida. En ella contaba la historia de una mujer violada a los treinta y cinco años y de cómo logró superar ese trauma. No fue fácil meterme en su piel y contar todas sus sensaciones, partiendo del cuerpo femenino, que, de alguna manera, nos es desconocido. Fue un gran desafío escribir esa novela, y quedé satisfecho con el resultado. Ahora repito experiencia con las mujeres que pintó Hopper, y confieso que a la hora de escribir me atraen más los personajes femeninos que los masculinos.
Hemingway dijo una vez que aprendió a escribir no solo de escritores, también de pintores. ¿Es tu caso?
Me parece acertadísimo. He escrito mucho partiendo de la pintura. Tengo un libro con unos cuarenta cuentos a partir de pinturas de René Magritte, de la pintura negra de Goya, de los prerrafaelitas ingleses… También tengo muchos cuentos basados en los dibujos de Roland Topor, un dibujante polaco muy conocido en el París de los años setenta. Así que la cuestión de la pintura no es nueva para mí. Llevo más de veinte años basándome en la pintura para escribir.
Pero bebes de otras disciplinas, porque llevas una vida cultural muy activa.
Me apasionan la ópera y la danza, pero no siempre entran en mi escritura, aunque de alguna manera la nutren. No tengo una limitación en el arte. Música, teatro, danza, pintura, ópera…, todo me llama la atención.
En ese ambiente artístico en el que te mueves, ¿te rodeas de otros escritores?
Totalmente. Conozco a muchísimos escritores, tanto en Tenerife como en Gran Canaria. Más que en Barcelona. En las islas se dan unas dinámicas literarias de encuentros, presentaciones de libros y clubes de lectura que hacen que uno esté permanentemente vinculado, y eso estimula la escritura.
Los relatos están ambientados en distintas épocas y ciudades. ¿Esos lugares son el fruto de tus viajes?
Sí. En las novelas parto de una construcción ficcional, generalmente soy muy poco autobiográfico, no así en la poesía. En la novela y en el cuento se me ocurre una ficción y yo quedo fuera. Estos cuentos se desarrollan en lugares donde viví o pasé un tiempo. Me gusta sumergirme en un tema en el que no esté inventando nada.
Cuando viajas, ¿qué sueles traer en las maletas?
De mis viajes traigo amistades, unas son reencuentros, otras surgen en el camino. La amistad es algo esencial para mí. Mi mayor virtud es hacer y conservar amistades. Tengo amigos en Italia, en Patagonia, en Barcelona… Además de amigos, traigo conocimientos profundos del lugar. No soy un turista al uso, me gusta rescatar la vida cotidiana, profundizar y mimetizarme en los lugares.
¿Qué rige tu vida, el destino o el azar?
Cada vez estoy más convencido de que la vida está regida por el azar. Es como una tómbola que nunca sabes a dónde te llevará. Es posible que haya una intencionalidad, una voluntad en nosotros mismos. Por otro lado, está la buena suerte. Nada me ha atado nunca, y esa libertad ha hecho que el azar siempre me haya sido favorable.
Hoy en día, ¿qué consideras innecesario e imprescindible?
Ambos conceptos están ligados, entrelazados. Por ejemplo, tú me entrevistas y quizá no nos veamos más, pero la conversación que hemos tenido quedará en mí para siempre.
¿Dirías que escribir es una necesidad?
Sí. Empecé a los veinte años a escribir y desde entonces no he parado.
¿En qué momento del día escribes? ¿Tienes una rutina?
Cuando escribía novela, dedicaba la época de Navidad, la Pascua y el verano para encerrarme a escribir. Elegía un lugar de montaña o de playa y, en la soledad, permanecía conectado con la historia que tenía entre manos. Hoy en día no tengo una dinámica establecida, aunque suelo escribir por las tardes y siempre sin temor a la página en blanco.
Define tu nuevo libro en pocas palabras.
Es un libro asociado a la resiliencia, protagonizado por personas que han pasado por una situación difícil y han salido airosas, pero no es un libro de autoayuda. Después de haber escrito tantas novelas, tantos diarios, tanta poesía, esta obra ha sido un canto de cisne. Lo he escrito como si me fuera a morir mañana. En sus páginas está todo lo que quería contar, mi escritura más depurada, el dominio narrativo que he adquirido en los últimos cuarenta años.
Terminada la entrevista, me acompaña hasta la puerta. Mientras desciendo las escaleras viene a mi mente una cita de Blanche Dubois que Mettini incluye en el prólogo: «Siempre he confiado en la bondad de los desconocidos». Gracias, Rubén, por confiar en mí.
Títulos del autor
E-book: Innecesarios e imprescindibles. Relatos basados en óleos de Edward Hopper.
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Spot y Booktrailer
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Booktrailer: Innecesarios e imprescindibles
Reseñas
«Se trata de una prosa limpia y exquisita. Un volumen de cuentos narrados por personajes femeninos e inspirados en óleos de Edward Hopper. A pesar de que el arte está presente en cada relato no se percibe aquí petulancia, ni vanidad alguna. Denota más bien el afán del autor por acompañar su pluma de las obras que siempre ha admirado, ya sea pintura, música o literatura. Cuenta así, desde estas voces femeninas, un mundo interior que muchas veces escapa a nuestra vista pero que, sin embargo, nuestro enorme legado artístico sí ha podido reflejar y no lo hace de manera invasiva sino con la delicadeza y con el puntillismo del que trabaja a cincel el volumen y la forma, con lo que consigue insuflar vida y carácter propio a sus personajes, por encima de cualquier otra cosa». Elena Villamandos. Escritora y educadora social.
«Rubén Mettini tiene la capacidad de llegar a trasmitir al lector los sentimientos y pensamientos de sus personajes. Te sumerge en sus vidas y estados de ánimo. Cada uno de los relatos o su gran mayoría son narrados en primera persona por mujeres. El lenguaje empleado te evoca muchos sentimientos: melancolía, pérdida, libertad, sufrimiento, decepción, desengaño, impotencia, frustración, resignación, todos ellos son sentimientos encontrados. Respecto a las descripciones que realiza sobre los espacios, el tiempo y los personajes son tan precisas y poéticas a la vez que no resultan tediosas sino cautivadoras. Los relatos de este libro hechizan al lector y consiguen engancharlo para saber más». Nuria de Canet de Mar en el blog burbujasdeletras.blogspot.com
«Innecesarios e imprescindibles, es un libro de relatos donde los silencios se ven, las palabras se tocan y los sentimientos pueden llegar en notas musicales. Rubén Mettini, desde una prosa precisa y rica pone las técnicas de la pintura, la música, el teatro y el cine, al servicio de la literatura. Un libro suculento para el lector. Un recorrido intenso y profundo por diez lienzos literarios que reflejan los trazos bien perfilados, la perspectiva exacta, la gradación de colores, las voces dibujadas, los pensamientos reflejados, las ciudades como escenario de una gran ópera o una escena del teatro de los sueños y de la vida, todo
en la fragilidad de un instante». Felicidad Batista. Escritora.
«Querido Rubén:
«Qué decirte de tu libro de relatos Innecesarios e imprescindibles, lo más importante como lector: que he disfrutado mucho de la lectura, que he experimentado ese placer del texto del que hablaba Roland Barthes.
He disfrutado cada uno de los relatos que vas construyendo a partir de una imagen, una imagen de Hopper que te sirve de excusa o punto de partida y/o llegada para desarrollar una historia de gente común, como la que retrataba Hopper en sus cuadros, recreando esas atmosferas, esos estados de ánimo que envuelve a sus/tus personajes. Mientras leía, experimentaba lo que sienten y piensan los protagonistas, especialmente
de las mujeres a las que tú le aportas más que una voz, toda una cosmovisión en pocas y gratificantes páginas. No pretendo hacer ningún análisis semiótico, estructural, etc., simplemente quería decirte, que lo he pasado muy bien». Miguel Ángel Ortega Machín. Escritor.