Annia Medrano Carmona
Annia Medrano Carmona (La Habana, 1977) es Grado en Tecnología de Alimentos, Técnico en Gestión de la Calidad, Guionista Graduada y Cuarto Nivel de Inglés.
Tímida e introvertida, desde muy temprana edad ya le gustaba crear historias que divertían y hacían disfrutar a sus compañeros.
A pesar de que algunos acontecimientos de su vida enfriaron su actividad literaria, su pasión por escribir y esas «voces en su cabeza» siempre han estado presentes. Fue en el hospital, mientras acompañaba a su hija menor en la recuperación de su enfermedad, cuando Annia escribió su primer cuento. Lo hizo en la misma libreta que llevaba a todos los hospitales donde ingresaba su pequeña y en la que anotaba las recomendaciones de los médicos y los consejos de las madres más experimentadas que ella.
Desde ese momento, la autora comenzó a escribir desenfrenadamente cada vez que tenía oportunidad. Ella misma admite que escribiendo puede ser cualquier persona sin moverse de casa.
Al acabar su Grado como guionista, Annia comienza a trabajar para el
programa de la televisión cubana Cuando una mujer, Con Martha Callaba como directora asistente. La autora escribe entonces cinco guiones cuyas representaciones pueden visualizarse en YouTube: Con la frente en alto, Contra la pared, Sin diferencias, ¡Mi derecho! y Entre el amor y el deber.
La irrupción de la pandemia frenó su trabajo como escritora y guionista y su colaboración con el Instituto de Radio y Televisión Cubana (ICRT), pero, con fuerzas renovadas, Annia vuelve al candelero de la mano de Ediciones Tilo con el cuento infantil Los cuentos de la Buena Pipa.
Puedes encontrar a la autora en Instagram: @anni.me.ca
Entrevista
Annia Medrano Carmona, escritora y guionista
Por Germán Vega
«Escribir cuentos es como volver a vivir mi infancia»
Doy la bienvenida a Annia a través de una llamada de WhatsApp. Al ser este un encuentro entre una cubana y un canario, tan dados a la cercanía y a las muestras de cariño, a ambos nos fastidia no poder saludarnos con un beso y un abrazo, pero lo hacemos virtualmente salvando los 6.640 kilómetros que separan La Habana de Gran Canaria.
¿Quién es Annia Medrano Carmona?
Una mujer muy soñadora, muy idealista, romántica y, tal vez, un poco aniñada en ocasiones. Mi familia suele decirme que idealizo mucho y que tengo que soñar «con los pies en la tierra». Yo creo que es porque me la paso escapando de muchas realidades que no me gustan. No quiero decir que mi vida sea un desbarajuste ahora, pero cada uno maneja ciertas circunstancias como puede. Yo lo hago creando burbujas, mundos paralelos que casi siempre son infantiles.
¿Y cómo se sueña con los pies en la tierra?
Jajajaja. No lo sé. Es lo que dicen ellos. Mi madre me dice que se vale soñar, pero con cosas alcanzables, que la sábana se estira hasta donde dé. Y ese es el problema: que siempre busco que la sábana dé más. Yo creo que alguien vinculado con el arte se enajena a veces de la realidad y comienza a mezclar mundos paralelos por momentos —añade Annia entre risas—. Es posible que en algunos momentos me creyeran sin juicio y hasta temieran por mi salud —bromea la autora.
«Ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida»
¿Entonces te decantas por la literatura infantil?
Verás, cuando era jovencita, comencé a escribir una novela y algunos poemas, y todos estaban destinados al público adulto, pero, cuando lo retomé, me encontraba en medio de una situación personal difícil, muy dura. Yo crecí en el seno de una bella familia, tanto por la parte materna como por la parte de mi padre. Tengo un buen esposo que me apoya mucho y dos hijas preciosas y agradezco a Dios por haberme dado la oportunidad de nacer en una familia así y de haber sido madre; es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida, si no la mejor. Pero recordar cada momento, cada libro que yo leí en mi infancia, me hacía sentir tan feliz, tan segura y arropada que escribir esos cuentos era una forma de revivir mi infancia. De hecho, casi todo lo que pasa en los cuentos son anécdotas que pasaron en realidad, con mis primos, con amigos… Fue una época muy feliz. Escribir cuentos es una forma de transportarme a esa época, de evadirme de los momentos difíciles. En cualquier caso, también escribo para adultos. Lo hago como guionista y en otros proyectos que tengo en marcha.
¿Crees que el lector infantil es menos exigente que el adulto?
Yo creo que sucede justo lo contrario. Los niños son muy sinceros. Los adultos son más correctos. Pueden decirte que tu obra les gusta por no herir tu sensibilidad. Si al niño no le gusta, te lo dice abiertamente. El niño es más difícil de atraer y de cautivar. Escribir para el público infantil requiere seguir unas normas. Hasta yo, que soy empírica, debo hacerlo. Tienes que ser muy delicado. Un niño está formándose como persona y todo lo que le inculques puede influir positiva o negativamente en esa formación. Me satisface mucho saber que estoy aportando mi granito de arena al trabajo de todas esas personas, profesionales e instituciones que contribuyen a la formación de esas personitas que necesitan conocer los valores y las normas que todo hombre y mujer de bien debe conocer para contribuir después en la sociedad en la que viven.
Sueles decir que eres empírica. ¿A qué te refieres cuando dices eso?
Me refiero a la formación. Tal vez no tengo el tipo formación académica que puedan tener otros escritores. Yo he sido autodidacta, he tomado un poco de aquí y un poco de allá. Estuve en un taller cuando era muy pequeña, con ocho años más o menos, pero después me desvinculé y todo lo demás lo he aprendido leyendo y siguiendo consejos de personas que sabían de la materia. Fue el curso de guion lo que me sirvió para mejorar la técnica, aprender conceptos y fortalecer los conocimientos a través del tiempo. Así me he formado y he llegado a ser la escritora que soy.
¿Cómo fue tu experiencia con el Instituto de Radio y Televisión Cubana?
Fue muy buena. Cuando llegué al ICRT pensé que podría elegir donde debutar, por ejemplo en un programa infantil. Sin embargo, el programa que me abrió las puertas fue Cuando una mujer, un programa educativo, feminista, muy bueno. Un programa legendario aquí en Cuba. Para mí fue un honor participar en él. Ten en cuenta que yo crecí viendo ese programa. Después vino la pandemia cuando solo había saboreado siete u ocho guiones y se paralizó casi toda la isla. Cuando retornó la actividad, apenas quedaba presupuesto para nada.
«Estos son los cuentos de la Buena Pipa que nunca nos contaron de pequeños»
¿Cómo surge la idea de crear Los cuentos de la Buena Pipa?
Comencé escribiendo los cuentos de manera individual. El primero fue escrito en el hospital y los demás fueron surgiendo como recuerdos y evocaciones de mi niñez y parte de mi adolescencia. Ya he comentado que recurrí a esos momentos para evadirme, para volver a esa época feliz de mi vida. Cuando terminé con todos los cuentos, mi mamá y mi papá, que en paz descanse, me sugirieron que podía hacer un libro con todo ese material. Fue entonces cuando se me ocurrió hacer una historia que sirviera de hilo conductor y uniera un cuento con otro. Ojalá mi padre viviera para verlo.
Y surgió la Buena Pipa. ¿Quién es?
Quise que esta historia fuera contada por una cuentera evocando a mis abuelas, ¡cuál de las dos más dadas a contar historias! Además, aquí en Cuba, mi generación creció escuchado de los mayores esta cantinela: ¿Quieres que te haga el cuento de la Buena Pipa? Nosotros contestábamos: ¡Sí! y los mayores decían: No te digo que sí, te pregunto si quieres que te haga el cuento de la Buena Pipa. Y si tú decías que no, te repetían lo mismo hasta sacarte de quicio. Total, que nunca hubo un cuento de la Buena Pipa. Entonces se me ocurrió que estos podían ser los cuentos de la Buena Pipa que nunca nos contaron. Por eso le puse ese nombre a la cuentera: Amparo Pipa de La Paz, una persona que ampara, que protege, y Pipa de la Paz por su connotación de tregua. Además ponerle ese apellido me ayuda a nombrarla.
«Ninguna profesión debería ser infravalorada. No debemos mirar a nadie por encima del hombre»
En el cuento presentas a un héroe barrendero y haces alusión al agua que limpia la suciedad y destierra a los bichos. ¿Hay alguna metáfora o algún mensaje implícito en esto?
La verdad es que no. El único mensaje que quería dar en el cuento es que ni la profesión de barrendero ni ninguna otra debe ser infravalorada. Generalmente, aquí y en otras partes del mundo, se piensa que tal vez el médico, el abogado, el piloto o el oficial de la Marina es más importante que otros compañeros que desempeñan oficios menos remunerados y de menor categoría. Yo intento mostrarles a los niños que todos los que ejercen una profesión, por muy sencilla que parezca, pueden convertirse, en un momento dado, en héroes, y que, de hecho, lo son. Que cualquier profesión es digna y que las personas no valen más o menos por la profesión que desempeñan o los estudios que tengan. Las circunstancias de la vida te pueden poner arriba o abajo, pero nunca debes mirar a nadie por encima del hombro. Ese es el mensaje que quiero trasladar a los niños y también a los mayores.
¿Cómo es el proceso de escritura para ti? Eres capaz de escribir en un sitio tan difícil como un hospital. ¿Tienes facilidad para evadirte en cualquier lugar y crear las historias?
Cuando estoy en fase creativa es como estar en trance. Así como existen los bloqueos creativos, que también he sufrido, existen esos momentos en que lo ves todo muy claro. A veces miro a la gente y pienso: «¿cómo no ven lo mismo que veo yo?». En ocasiones, escribo todo seguido y a veces apunto ideas, cosas de todo tipo que me vienen a la mente, escenas y cosas así. Al final, muchas de esas cosas me han servido para los guiones. También me pasa cuando selecciono ropa o decoración. Me viene la inspiración para crear. Donde el resto solo ve objetos yo veo toda una historia. Soy optimista. Siempre pienso que las cosas pueden arreglarse. Esta manera de ver la vida me ayudó en los momentos más duros: pensar que todo iba a salir bien. Es una cuestión de fe. Yo tengo la certeza de que todo va a estar bien.
Háblanos de la portada y las ilustraciones. ¿Qué tal la colaboración de Paula Hurtado? ¿Estás contenta con el resultado?
Supercontenta. Ha superado mis expectativas. Ya María Yuste —dice refiriéndose a la editora— me había adelantado que Paula trabajaba con colores muy vivos y pienso que a los niños les va a encantar. Su estilo es muy fresco, muy alegre, y la verdad es que me encantó. Me siento muy complacida. En cuanto a la portada, me parece preciosa. Yo la había concebido más o menos así y parece que estuviéramos conectadas, porque tanto la cuentera como los niños están perfectamente caracterizados: la ilusa, el atrevido… Es magnífica.
«María Yuste es una persona muy cálida, muy sencilla y agradable en extremo»
¿Cómo conociste a María Yuste? ¿Qué supone para ti que Los cuentos de la Buena Pipa se publiquen en España?
La conocí a través de mi hermana Yudelín que es quiromasajista en Canarias, y se interesó por unos farolillos que María estaba ofertando por el cierre de su centro cultural al principio de la pandemia. Cuando se puso en contacto con ella y descubrió que era editora, Yudelín, que es mi mejor fan y a la que le agradezco todo lo que ha hecho por mí, le habló de mi actividad y de los cuentos. María se interesó y me quiso conocer, y desde el primer momento surgió una conexión mágica entre nosotras. Sentimos mucha empatía la una por la otra. María es una persona muy cálida, muy sencilla y agradable al extremo. Fue como si nos conociéramos de toda la vida. Ambas atravesábamos por momentos difíciles y conectamos muy bien. Surgió una amistad muy bonita entre las dos.
¿Qué echas de menos como escritora? ¿Qué te gustaría tener que no tienes?
Me encantaría tener más tiempo para escribir, para investigar. Sobre todo en el caso de los guiones. Internet y la televisión ayudan mucho, pero hay detalles como el vocabulario, los gestos, el lenguaje corporal, el ambiente circunstancial, etc. que hay que observarlo, tocarlo con la mano. Y para todo eso se requiere tiempo.
Becky Ogden, una académica del Reino Unido, miembro del Cuba Research Forum, contactó contigo para entrevistarte y conocer tu forma de trabajar en los guiones de Cuando una mujer. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue muy gratificante. Aquella petición me sorprendió mucho, puesto que llevaba poco tiempo escribiendo para el programa. Esa entrevista fue una experiencia muy bonita, muy alentadora. Que una investigadora académica del Reino Unido hubiera visto parte de mi trabajo en YouTube y se interesara por él y por mi manera de escribir para el programa supuso un halago y un gran estímulo para mí.
¿Qué te gustaría escribir y no te atreves?
Poemas del estilo de Dulce María Loynaz, Carilda Oliver Labra o José Ángel Buesa, que nos mantenía a todas las chicas de mi edad haciendo corazones en las libretas. Yo tengo un poemario que no sé si me atreveré a sacar a la luz algún día, pero nada que ver con estos grandes personajes que te menciono.
¿Qué esperas de Los cuentos de la Buena Pipa? ¿Qué supondría un éxito para ti?
Que cautive a todos los niños y a los adultos que lo lean. Que vean una opción para pasar un buen rato mientras aprenden. Que se lo pasen pipa. Eso sería un éxito para mí. Es un privilegio que Los cuentos de la Buena Pipa se publique en España, pero también me gustaría que el público cubano y de otros países supiera de mí. Por problemas obvios, la publicación en Cuba es muy difícil. Significa mucho para mí que otro país pueda publicar mi obra. El libro tiene mucha calidad y quedará precioso. Además, que profesionales de otra latitud me reconozcan y publiquen mi manuscrito es un honor.
«Leer e investigar abre las puertas del conocimiento»
¿Qué consejo darías a los más jóvenes que quieren adentrarse en el mundo de la literatura para convertirse en escritores?
Que lean mucho, que investiguen bastante, porque eso abre las puertas del conocimiento. Que busquen autores de referencia según el género al que se quieran dedicar. Que analicen sus técnicas y que hagan cursos de formación. Y sobre todo, que escriban mucho. Escribiendo pueden surgir ideas para escribir algo mejor. La escritura debe ser un ejercicio diario. La mente es un músculo que se debe ejercitar. También les aconsejaría que escuchen todos los consejos y críticas que reciban, tanto buenas como malas. Que no se desanimen ante las críticas negativas y que tengan en cuenta aquellas críticas que les ayuden a crecer.
¿En qué estás trabajando en la actualidad? ¿Qué podemos esperar de Annia Medrano Carmona en el futuro?
Estoy finalizando un libro de poesías, educativo y didáctico para el público infantil (entre cuatro y cinco años), que también estoy ilustrando. Estoy trabajando en mi primera colección de relatos cortos juveniles. Y, aunque más lento, también estoy trabajando en un guion para la televisión cubana que espero que sea elegido. A ver si hay suerte.
Para terminar: formula un deseo para 2023.
Mucha salud y paz para todo el mundo. Que los proyectos de todos se consoliden. Que todos podamos volver nuestros sueños realidades.
Me despido de Annia con una agradable sensación de bienestar. Me quedo con su cariño, la calidez de su voz al expresarse, la claridad de sus ideas, la fuerza de su personalidad y, sobre todo, la bondad de su corazón.
En su canción Cuando yo era un enano, Silvio Rodríguez canta:
Cuando yo era chiquito todo quedaba cerca cerquita. Para llegar al cielo solo bastaba una subidita. El sueño me alcanzaba para ir tan lejos como quería. Cuando yo era chiquito, yo sí podía, yo sí podía.
Sentarse en el suelo frente a la Buena Pipa y dejar que nos lleve a un lugar mágico es sencillo si confías en Annia. Ella se encargará de hacerte otra vez chiquito. Ella te subirá al cielo donde sí podrás.
A fin de cuentas, en la inocencia de los niños está la clave de la felicidad. Regalémonos entonces la oportunidad de volver a esa inocencia transportados por las historias de esta encantadora escritora cubana a través de Los cuentos de la Buena Pipa. El viaje merecerá la pena.